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Cómo viven los hijos de las prostitutas

Publicado el 6 de abril de 2022 por Manuel

No hay nada más importante para una madre que la seguridad de sus hijos. El amor que una progenitora siente por sus retoños es seguramente el más fuerte uno puede encontrar, por encima de cualquier amor romántico que imaginemos. Y es que las madres saben que sus hijos son su vida entera, y que por ellos vale la pena realizar cualquier sacrificio, cualquier cosa que esté en sus manos. A veces ser madre resulta muy complicado, especialmente en este mundo en el que vivimos donde se nos exige siempre ser perfectos y tenerlo todo controlado. Cualquier que haya pasado al menos 24 horas con un crío pequeño sabe que el caos es inherente a su cuidado, y cuando apenas tienes tiempo para estar con ellos, por trabajo o por otros motivos, esos cuidados son aún más complicados. Las guarderías, la ayuda de las abuelos y abuelos o de las propias parejas, hacen que todo sea más llevadero. Pero luego está el sentimiento de culpa inherente a no poder cuidar todo lo que quisieras de tus hijos.

Muchas mujeres se frustran cuando intentan hacerlo todo, trabajar, cuidar a los críos y llevar la casa adelante. Algunas cuentan con la ayuda de sus maridos o parejas, pero en muchas ocasiones también son madres solteras y tienen que tirar adelante por sí mismas. ¿Cómo pagar las facturas si no es trabajando casi de sol a sol? ¿Cómo vas a cuidar bien de tus hijos si el trabajo te tiene absorbida la vida? Este tipo de dilemas se dan a menudo entre las mujeres jóvenes, y no por casualidad, la edad en la que tienen hijos es cada vez mayor. Las chicas tratan de conseguir una estabilidad laboral y vital antes de plantearse si quiera tener hijos, y esto comienza ya a los 30. O incluso puede que ese deseo no se llegue a dar jamás en ellas, y no quieran traer nueva vida al mundo. Sea como fuese, las madres trabajadoras siempre lo tienen más difícil a la hora de cuidar a sus retoños, y muchas incluso se ven abocadas a trabajar en oficios que no son precisamente su vocación. Esta es la vida de aquellas que son prostitutas y madres solteras, y de sus hijos, que se crían en un ambiente cuanto menos peculiar.

Muchas escorts son madres de familia

No hay muchos estudios relativos al mundo de la prostitución que ofrezcan cifras reales sobre el sector. En España se intenta a través de diversas organizaciones que ofrecen ayudas a estas mujeres, muchas de ellas inmigrantes y en situación de extrema necesidad. Sin embargo, los datos que se recogen por esas ayudas son solo una parte de todo lo que podemos encontrar en el sector. Basándonos en ellos, podríamos afirmar que cerca de un 30% de las prostitutas que trabajan en nuestro país son madres, y la inmensa mayoría de ellas sacan adelante a sus hijos por su cuenta, sin ayuda de ninguna pareja. El estilo de vida de una escort no es precisamente el mejor para encontrar pareja o tener una relación estable, y tampoco parece el más apropiado para convivir con tus hijos.

Un trabajo para sacar adelante a sus hijos

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Sin embargo, muchas chicas se ven en la necesidad de escoger este trabajo para poder sacar adelante a su familia. En una situación tan complicada como la actual, donde el mercado laboral está en uno de sus peores momentos, lo habitual es encontrar trabajo abusivo y mal pagado. Pasar muchas horas fuera de casa para llegar rendida, cansada y casi sin oportunidades de ver a tus hijos, por un sueldo que apenas llega para sacarlos adelante. Es por eso que muchas mujeres terminan entrando en el mundo del sexo profesional, que suele estar mejor pagado, tanto para obtener más dinero como para tener más tiempo libre para sí mismas.

La mayoría de escorts que se deciden por esta opción suelen trabajar por libre, ya que el trabajo en un prostíbulo suele ser mucho más cansado y con horarios menos apropiados. La intención es conseguir equilibrar de la mejor manera posible el trabajo y la posibilidad de sacar tu cas adelante, cuidando de los críos cuando salgan de clases. Muchas chicas ofrecen sus servicios por la mañana o a primera hora de la tarde, cuando sus hijos están fuera. A veces incluso llevan a sus clientes a su casa, donde están sus hijos, y aunque esto pueda ser moralmente reprochable, ellas no encuentran otra solución a su situación. Como decíamos al principio, una madre haría cualquier cosa por sus hijos.

La marginación y la estigmatización

Pero hay algo más allá de esos problemas de conciliación que en realidad tienen todas las mujeres a la hora de equilibrar trabajo y maternidad. No se trata solo de horarios imposibles y sueldos míseros para intentar sacar adelante a tu familia. Es algo mucho más profundo, que entronca directamente con la manera en la que la sociedad ve el sexo de pago. Las prostitutas son un sector marginado, señalado y estigmatizado desde hace siglos. Vender tu cuerpo por dinero es una irresponsabilidad, algo que, según muchos, rebaja a la mujer y la hace quedar solo como un trozo de carne. Se trata de un servicio como otro cualquiera, pero al estar el sexo de por medio, todo es mucho más complejo.

La situación no solo afecta a las mujeres que ejercen la prostitución, sino también a sus familias. Si tienen pareja, al menos esa persona es adulta y ha escogido estar con ella, aun sabiendo el trabajo que tiene. Pero en el caso de los hijos la cosa cambia. Si una prostituta tiene retoños viviendo con ella y los vecinos o los compañeros del cole saben de su trabajo, seguramente los niños acabarán viéndose afectados por las burlas, el señalamiento y la marginación. Es una situación que ningún crío debería vivir, puesto que todos tienen un amor inmenso por sus madres, que para ellos son perfectas. Esto hace que la mayoría de escorts decidan guardar en secreto su trabajo, y  busquen siempre una excusa que contar a los demás, incluidos a sus hijos.

¿Asumirlo o engañar a los hijos?

La tesitura de tener que contarles a tus hijos una mentira para protegerles no es nueva para las madres, pero es cierto que supone un riesgo. Especialmente porque a veces no es tan fácil guardar ese secreto durante mucho tiempo, y los niños al final se pueden dar cuenta. Al hecho de saber que su madre es una prostituta se le unirá el de haber sido engañados por ella, lo que puede generar graves conflictos. Entonces, ¿deberíamos asumirlo y contarles la verdad, tratando de explicarles de la mejor manera posible lo que hacemos? Esto también es complicado en el momento en el que no todo el mundo entiende que una persona pueda dedicarse al sexo profesional, y los insultos y la marginación terminarán afectando, lo queramos o no.